Situado en el valle del Río Basento detrás de la cadena montañosa denominada Dolomitas Lucanas, Pietrapertosa limita con los pueblos Campomaggiore, Accettura, Cirigliano, Gorgoglione, Laurenzana y Castelmezzano.

Entre las diferentes maneras de convertirse en un paisaje urbano, el de Pietrapertosa es, sin duda, uno de los más originales porque, a diferencia de lo habitual, el pueblo no se muestra de inmediato.

El recorrido para llegar -que puede hacerse en auto o en colectivo- es también una expedición al interior del parque regional Gallipoli Cognato donde abundan los bosques de robles y castaños, y arbustos con flores amarillas que colorean el camino. En esa escalada de curvas pronunciadas, casi al final del camino empieza a divisarse el pueblo. Tiene forma de anfiteatro reclinado sobre la montaña y recibe al viajero con un espectáculo único: un sitio que parece vivir en otra era, con un ritmo que sugiere engañosamente que ahí nada sucede ni sucederá nunca.

Lo cierto es que en lo más alto de la montaña y con una vista privilegiada se levanta el castillo de Pietrapertosa, construido en la Edad Media.

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Estratégicamente ubicado para controlar los movimientos del enemigo y atacar en caso de peligro, fue una fortaleza para los guerreros sarracenos y también durante mucho tiempo para los normandos.

Al pie del castillo está el casco antiguo de la ciudad o barrio Arabata, al que se accede por unos pocos pasadizos con escaleras. Los árabes levantaron estas singulares viviendas como réplicas de verdaderas fortalezas: rectangulares y con sólo dos aberturas en las paredes más angostas, una puerta de entrada y otra en el lado opuesto que permitía escapar en caso de peligro.

Pegado al casco, se despliega el caserío que alberga alrededor de 1300 habitantes. Cerca de la plaza y sobre la vía Garibaldi, también llamada Calle de los Portales, hay viviendas que fueron antiguas residencias señoriales y cuyos portales de entrada e interiores recuerdan el gusto y el estilo de vida de la nobleza. Algunas de esas casonas funcionan hoy como hospedajes turísticos.

Si hay algo que en Pietrapertosa no falta son las escaleras. Están por todas partes: en las entradas y el interior de las casas, para unir viviendas, callejuelas o barrios, incluso como desniveles de una misma calle.